zondag 24 april 2005

La democracía de Chile y de España

San Sebastián de La Gomera, domingo 24 de abril 2005

Iquique, como escribí antes, se hizo muy atípico por los contactos sociales fuera de lo normal. Upington, el año pasado, fue completamente diferente. Poco a poco crecieron los contactos sociales, lo que contrastaba con la riqueza social en Iquique desde el primer día. Caminando por la ciudad --o a la playa-- oí frequentamente "¡Ola Gérard!" lo que me puse a veces en un apuro porque no pude reconocer la persona inmediatamente, especialmente cuando mantengan --a la moda del región y del tiempo-- las grandes gafas oscuras a su nariz, y iban llevando una gorra de béisbal que no llevaban cuando les conocí por primera vez.

Finalmente tenía un red social de verdad, para la información que buscaba, para discutir las cosas que tocaban a nuestros corazones, para encontrarnos cuando sentía soledad, incluso sin hacer cita telefónica o para tomar una copa espontaneamente cuando nos topamos en la calle por casualidad. Esta intimidad hizo Iquique diferente y fue dificil de despedirme de tantas personas tan acogadoras: Gabriela, Francisco, Jeannette, Nelly, Carlo, Lorenzo, Maria-Eugenia, Maria-Pilar, Oscar para nombrar algunas y de los otros de lo que me siento muy lejos en este momento en mi apartemento en La Gomera, con vista al mar y al Teide. Bonita sí, pero solo de nueve. Gabriela y Francisco con su hijo Valentín me llevaban al aeropuerto para darme un último adiós.

El vuelo pasaba sin grandes sucesos memorables, o, por le menos, eso parecía. Los días después sufría un jet-lag, un desfase horario, fuera de lo normal. Padecía ataques de claridad y energía, y ataques de ganas de dormir inesperados y inoportunos durante tres días. Todas las veces que he viajado intercontinental, ni una vez había notado tan fuerte la re-adaptación. Siempre durmía bien durante el vuelo, aunque fueran pocas horas solamente. La única explicación que tengo para explicar el desastre de esta vez sea que tenía un vecino en el avion que iba frequentamente al baño --o deseó estirar sus piernas-- y por eso no me dejó más de veinte minutos ininterrumpidos. Fue un tipo muy nervioso, y negó de cambiar su butaca a la ventanilla con el mio al pasillo. Creí de haber aguantado la situación cuando salí en Madrid, pero solo los días después notaba su efecto fatal.

Volví en España, y leyendo las periódicos, me saltaron a la vista unas informaciones que contrastaron España a Chile. El gobierno actual socialista de Zapatero ha tomado el initiativo de quitar uno de las estatuas del Generalissimo Franco en un lugar público en Madrid. (Quedan todavía en Madrid 167 calles y monumentos dedicados al Caudillo y su entorno). Y eso desató el furor del derecho y habían disturbios causado por la vieja Falange --la agrupación más derechista durante la dictatura-- que toma cada oportunidad para sentirse herido publicamente. Y todo eso 29 años después de la dictatura y de la inauguración de la Constitución. Con ocasión de esto, me di cuenta que después el final de la Guerra Civil en 1939 ni contra una persona se ha dictado auto de procesamiento para los fusilamientos públicos, condenas conforme a la ley marcial --pero después de la guerra!!-- y otra brutalidad contra "los rojos" que se continuaban hasta el final de los años sesenta cuando el creciendo turismo desde Europa del Norte lo hizo imposible. No por vergüenza, ni por "derechos humanos" sino por argumentos comerciales.

--"¿Qué "democracía" es esto?", me preguntaba volviendo de una otra "democracía" post-dictatorial con solo 16 años de edad, en donde ví como se metieron unas grandes cabezas de la tortura y de la dictatura entre rejas. No parecía que fueran las últimas o los únicas.

Un movimiento para Los Derechos Humanos --como en Chile-- no existe en España: "¿Qué pintas? Somos democraticos ¿No?"

Hay, sin embargo, una comisión interministerial para la "rehabilitación moral" buscando a ayudar --por ejemplo, y a veces en contra de las autoridades locales-- a hallar las fosas comúnes y a idendificar las víctimas.

Oí una vez un dicho que se aplica aquí perfectamente:

"Más democraticos son los países que creen que todavía no son bastante democraticos".

La de-Franco-ïsación de España es dificil.

--"Hay dos Españas", ya cantaba Jean Ferrat, "una es roja, la otra blanca".

Sigo observar lo que pasa debajo de mis narices. Hasta la próxima.