Durante esta temporada mis cartas de viaje vienen normalmente desde el Hemisferio Austral y además cada semana. Pero este año es diferente. Como escribí en mi primera Carta de La Gomera en diciembre, la lesión de mi rodilla de izquierda en octubre ha cambiado todo. En este mes de diciembre incluso no podia quedarme en mi apartamento y debo moverme en la casa de mi vecina-amiga Margarita que es a nivel del suelo enteramente. Esas fueran las semanas más peor. Graciadamente las cosas iban cambiándose por le mejor.
Durante el mes de enero la diagnosis se clarificaba un poco, y al lado del reconocimiento médico, comencé un tratamiento por un fisioterapeuta. Al principio solo para salvar los otros músculos de languidecerse y inutilizarse. Graciadamente encontraba a un fisioterapeuta cualificado en osteología. Ya después de unas semanas, su tratamiento resulta en eliminar las cantidades de analgésicos y otros 'sustancias químicas' que los médicos han recetado. Restaban dolores diversos, pero fueron soportables.
Durante el mes de febrero comenzaba una mejora lente pero indudable. Con gimnasia correctiva ganaba poco a poco control sobre los músculos que mantienen la espina dorsal erguida, y sostienen los vértebras espinales en su lugar. Porque eso fue el caso: los vértebras se han deplazado por el caído y comenzaban a apretar la médula espinal y otros nervios en la región lumbal. Eso causaba dolores diversos. La radiografía mostraba 'un caos' como dijo el traumatólogo. Sin embargo, eso no fue totalmente nuevo para mi. Hace más de cuarenta años, cuando tenía treinte siete años, ya tuve tales problemas. Con una modernidad de esta era, la 'terapía manual', me restablecieron. Desde esa época mantenía mi condición muy disciplinado con ciertos ejercicios físicos. Más de esto. Gracias a esta disciplina podía hacer mis grandes paseos de lo que escribía más de una vez. Estos paseos fueron parte de esta disciplina preventiva. Pero este equilibrio está rota hoy.
En este mes de marzo, llegué a andar más o menos normal por distancias cortas, siempre que no lleve cosas. Voy a la ciudad baja con taxi, y hago mis compras domésticas con carrito de la compra. Mis amigos --o el taxista-- me ayudan para llevar cosas pesadas. Ahora, un traspié, tropezar con una piedra, o algo así son los peligros más reales porque el sistema dorsal/lumbal está todavía muy frágil. Por eso sigo hacer gimnasia cuatro veces por día durante una media hora, y el fisioterapeuta masaja una vez por semana los puntos críticos, y me apriende los ejecicios especiales. Poco a poco ya estoy recuperando también mi energía creativa. Espero que vuelvan los grandes paseos para airearme bien cada día después mis horas en el escritorio, porque hay una relación directa entre moverme físicamente y mi energía creativa. Ya hay resultado: vea esta carta.
Esta vez, no tengo fotos o otras curiosidades del Hemisferio Austal, como de costumbre. Sin embargo, en el mes de enero, he visitado la Romería para el fiesta del patrón de la ciudad, San Sebastián. Como siempre fue lleno de color y de música. Los participantes vienen de todas partes de la isla con sus trajes, costumbres y su música típica. Para fiestas aún más grandes, como la Bajada de la Virgen cada cinco años, vienen también grupos de musicos de las islas vecinas, Tenerife, El Hierro y La Palma donde hay tradiciones y trajes similares.
San Sebastián es traditionalmente el patrón de los soldados, y durante de la conquista muchos soldados fueron siempre en tránsito en nuestra ciudad. Fue como una guarnición militar permanente. Por eso nuestro patrón coincide con el de soldados.
¡Hasta la próxima! Os saludo atentamente, Gérard van Eyk
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Esta carta, así como las precedentes, está en mi blog: http://apuntesespanoles.blogspot.com/
