zaterdag 18 juni 2005

Preocupación para amigos distantes

Cessenon sur Orb (Francia), Domingo 19 de Junio 2005

El Martes pasado, temprano por la mañana, leí los "feeds" de BBC en mi ordenador, antes de abrir mi correo. Generalmente no provocan mucho interés, pero esta vez un título dijo: "Terremoto en N.-Chile" y poco más. La Tercera y El Mercurio ya llevaban unas detalles más, pero no me tranquilizaban sobre la suerte de mis amigos Iquiqueños. Enví de siguiente a todos un mail para decir que pensaba a ellos:

--"¿Qué pude hacer más?"

Poco a poco las informaciones crecían. La Marina declaró que no hay preocuparse para un tsunami, un maremoto, porque el epicentro fue al interior. Cuentan de la ruta a la altiplana bloqueada, un lugar que me fue muy familiar. Cuentan del porqué los muertos, y de las casas derumbadas en los pueblos de la altiplana. La intensidad y el efecto del terremoto comenzaba a perfilarse. Esto bajaba mi preocupación para los amigos.

Otro día llegaban las primeras respuestas. Lorenzo, María-Pilar, Francisco y Jeannette. Escribieron sobre el pánico general, y la dificultad de salir del centro porque todo era caos con gente corriendo y llorando.

--"Un buen terremoto", escribió Francisco lacónico, "pero por suerte el suelo y las construcciones aquí son firmes, y no hubo daños demasiado grandes, aunque sí hartos inconvenientes".

Lorenzo y su familia debieron evacuar la casa por temor a una salida del mar, y cuando habló de "coger y llevar algunas cosas que en estos casos son de vital importancia" pensaba en la huida repentina de nuestra casa durante la guerra con mi familia, cuando tenía 15 años.

Sí, de repente no hay más "el lujo normal" de la luz eléctrica, de la agua corriente y de los teléfonos y mobiles: Los "hartos inconvenientes"

Mirando atrás no fue más de esta, pero se olvide que la terra firme debajo sus pies es lo más fiable del mundo físico, mental y espiritual:

--"Uno de los sustos más grandes que he vivido", escríbió Nelly, "quise seguir caminando y no pude porque el movimiento telúrico era tan fuerte".

No es raro de que se produjeron varios casos de histeria aunque no le pasó nada a nadie.

--"Gerard, estamos todos bien, ¡¡estamos vivos!!", fueron los subject lines de los mails que recibí, y eso fue lo que me relevó definitivamente de mi preocupación.

El contraste con la vida tranquila en la campaña de Francia no pudo ser más grande. Qué vale --por ejemplo-- sobre tales circunstancias que mi albaricoquero, de lo que escribí otra vez que sólo llevara menos de una docena albaricoques, está llevando por lo menos dos docenas de cualidad exquisita. O que me voy en una hora visitar a mi hermano al otro lado de la montaña. Treinte kilómetros caminando. Esas cosas se esfumaron.

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