zondag 11 september 2005

La paciencia de la natura

Cessenon sur Orb (Francia), Domingo 11 de Septiembre 2005

El viaje de volver de Holanda en Cessenon no se desarrolló así felizmente que el viaje al Norte. Hasta París no tenemos problema. Viajabamos con coche, Ghislaine y yo, y pasamos felizmente el Domingo y el Lunes con amigos parisienses. A la hora del regreso, el tarde de Martes, cuando Ghislaine ya había salido para Holanda, entraba en el Gare de Lyon para tomar el TGV a Béziers. Pero ... ¡No hay! Solo una indicación lacónica "suprimido". No había alternativa el mismo día. ¿Qué pasó?

Ya nos habíamos enterado de las tormentas en el Sur el día anterior, pero, hasta que los trenes en Francia se paran, se necesita más. Efectivamente, no sólo las fuertas lluvias del noche anterior habían provocado grandes cantitades de barro, pero las lluvias cerradas han recomenzados por la mañana en la región --la nuestra-- de Nimes, Montpellier y Béziers. Muchos trayectos de las autopistas y de la red ferroviaria fueron cerradas.

Por congestión, no pude obtener una reservación para Miércoles --pero sí para Jueves-- y me conformaba con un día de arresto domiciliario en París. Hay malos lugares en el mundo para sufrirlo.

El Jueves por la mañana viajaba felizmente, y, una vez llegado en Cessenon, me enteré por el radio que --por tercera vez-- las lluvias cerradas han comenzado cerca de Montpellier, así provocando de nuevo la cerrada de las autopistas y la red ferroviaria en la región. Si habría tomado una reservación para el TGV de la tarde, me hubiera costado un día más de arresto domiciliario en París.

El resto de la semana se quedaba con nubosidad variable con unos chubascos insignificantes, permitándome de retomar mis paseos diarios. Así veía los estragos en los viñedos de Cessenon, la cultura única de nuestro pueblo. Vi unos torrentes que han retomado el terreno cultivado y han desarragaido unas centenares de cepa así como unas carreteras vecinales. Esos problemas son superables, pero más desatroso es la inundación de las viñas en la valle del Orb.

Son terrenos casi horizontales. Hay pocas viñas en las laderas por aquí.

La tierra es muy poco permeable; es una clase de arcilla. El drenaje es --naturalmente, por su horizontalidad-- muy limitado, lo que normalmente no pone problemas es este clima tan seco.

Ahora las viñas se han convertido en enormes baños de lodo; profundo hasta los rodillos. ¡Y es la hora de la vendimia! La gente no pueden entrar en las viñas. Aun menos las grandes máquinas de cosecha.

Es muy triste de verlas en paro. Las uvas son listas. Así como la gente y las máquinas. Pero la natura, que ya había afligado la cultura por el verano con una sequía extra-ordinaria, ha jugado su as en el momento más crítico: Él de la vendimia. La uvas no pueden esperar más. La natura sí.

La natura tiene más paciencia que todo y todos.

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barro en las viñas de Cessenon


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