zaterdag 22 maart 2008

Carta desde Iquique No 7





Iquique, Hostal Obispo Labbe, Jueves 20 de marzo 2008

Queridos amigos, queridas amigas,

Ayer subí por décima vez el cerro hasta sólo 500 metros de su altura de 700, donde está un viejo ferrocarril pero las traviesas y los rials no hay más. Hoy es un curso polvoriento donde pasan de vez en cuando camiones y excavadoras gigantescos buscando minerales o grava como material de construcción para el negocio estallando de la construcción en Iquique.

También vive acá Ricardo Lopez como un semi-ermitaño en una caravana a lado de su laboratorio digital, así polvoriento como su habitación. ¿Porqué? vas a pedir.

laboratorio-alojamiento-digital

[La pregunta "¿porqué yo fui acá?" trataré más lejos.]

Es que Ricardo es el cuidador del famoso reloj del cerro de Iquique, que, según se dice, está mencionada en el Guinness Book of Records como 'el reloj digital más grande del mundo'. Cada noche, a partir de las nueve, los Iquiqueños vean en la ladera que envuelve la ciudad, esta enorme reloj y una pizarra con mensajes publicitarios con letras corriendas. El mismo Ricardo hace la programación en su ordenador que veas en la foto, y por el resto cuida la planta: Cambiar bobillas y fusibles, y vigilar con sus cuatro perros contra cualquier transeúnte con motivos malos.

el reloj con publicidad

Para que los Iquiqueños vean la hora bien desde --por ejemplo la playa de La Cavancha lo que está cerca cuatro kilómetros de distancia-- las chifras deben ser gigantescas.

La ciencia de la ergonomía de la lectura nos aprende una regla de tres: Una letra necesita como altura minimal un parte por cuatro cientos de la distancia hasta los ojos del observador; y eso en condiciones de contraste ideal. Aritmética sencilla nos aprende que la altura de la letra debe ser diez metros. Pero ¡atención!. La visibilidad está bien, pero no ideal. Tampoco los ojos de los observadores están todos perfectos. Más de esto, el observador no vea la altura total de la letra como es en realidad, porque la vea inclinada por atras. Él la vea oblicuamente.

Por eso, los diseñadores hicieron las letras mucho más grande y han elegido para los cuatro digitos del reloj cuatro rectángulos de 35 por 30 metros utilizando bobillas de 40W, y diez rectángulos de 20 per 18 metros para las letras de la pizarra publicitaria con bobillas de 25W. Eso se vea en las fotos siguientes.

Lo que me sorprendió --cuando visitaba al reloj en su subida arenosa-- fue la sencillez, por no decir la primitividad extrema de la instalación, y del cableado. Temía que no pudo funcionar una tala instalación, pero al final me di cuenta que mi conciencia de ingeniero crecía acostumbrado con lluvia, tormento fuerte, y nieve, y que éstas condiciones no existan en este país.

las bombillas

Eso expliqua la presencia de Ricardo en este lugar tan apartado, pero no explique mi presencia. Tampoco expliqua porque subía diez veces el cerro.

Eso se explique por las fiestas de la Semana Santa. El Viernes Santo, mañana por la tarde, un grupo de jovenes subirá el cerro hasta el cumple donde hay un altar y hay servicios religiosos. Hay una vigilia hasta el Sábado Santo, hay fuegos pascuales, y hay más servicios religiosos.

No es mi ambición de participar en esta actividad religiosa, pero el Sábado y el Domingo la escalada del cerro es una excursión muy popular en lo que participan familias completas con niños aunque es todo un logro. Es una diversión familiar con merienda campestre como he visto cuando hice esta excursión en 2005 como caminante desprevenido. Quiero participar otra vez.

Pero ¿qué pasó? En 2005 participé sin algo de preparación special. Mi condición física entonces estuve a la altura de la situación, pero no es así ahora. El gripe que sufría en diciembre, me dejó demasiado débil para retomar mis paseos energéticos, lo que ya me puse bastante impaciente. Por eso, aquí en Iquique, comencé inmediatamente con fuertes paseos por la playa. ¡Fallo! Unos ligamentos articulares protestan contra mi Maldita Impacienia por inflamarse, que me obligó a la Santa Paciencia otra vez.

Pero, finalmente, en 29 de febrero, pude retomar el entrenamiento sistemático y alternativamente subía un día y descansaba otro día. El primer día incluso no llegué hasta es viejo ferrocarril. Fui agotado. Una vez necesité dos días de descanso. Gradualmente mi condición mejoraba. Ayer fue la décima vez. Hoy, mañana --y si necesario también pasada mañana-- descanso. Es decir que el Sábado o Domingo voy a incluir los 200 metros restantes en mi paseo. Este parte es más empinado y rocoso, pero de una manera es más facil que el primero tramo donde cado paso pierde 50% por la arena suelta. ¡Muy aburrido!

Así encontraba Ricardo, que me explicó su reloj, me ofrecía cada vez un té para reponerme, que me mostraba su laboratorio digital, su habitación, su pequeño jardin al lado del curso polvoriento, y la losa recordatoria cerca de su habitación de un joven que morió en un accidente trágico hace unos años.

cuatro veces ricardo

Asi me preparé para ataquar a las 700 metros; como antes.

¡Cruza los dedos para mi!

Os saludo atentamente, Gérard van Eyk

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Las fotos del Reloj del Cerro están en http://www.fototime.com/inv/721AC32279E8156


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