zondag 22 mei 2005

¿Zanahoria, huevo o café?

San Sebastián de La Gomera, Domingo, 22 de Mayo 2005

Estoy impaciente por salir de viaje. Todo es listo, mi corazón ya se está llenando de alegría anticipada. Esta tarde salgo con el barco a Tenerife. Mi vuelo a Barcelona es muy temprano mañana por la mañana.

Seguro que se hará una semana muy cautivadora, con amigos, unos conciertos a Bruselas con Ghislaine, y el próximo fin de semana, antes de volver al sur de Francia, una reunión amena con mis hijos y nietas.

La semana pasada encontré una parabóla, o un pensamiento metafisico, que circula por el Internet de habla español. Lo demás abundan de consejos moralizadores añadidos y "explicaciones", así como los lectores sean tontos. Yo la desnudé y la traducí en holandés para Mijn Dagboek.

No conicí esta historia antes. La fuente más antigua que tengo es de 2001 desde Bolivia, pero posiblemente la narración tiene sus raíces en otra parte del mundo o idioma. Si la conoce, escríbeme.

--"Estoy cansada", quejaba una niña a su padre, "parece que cuando solucioné un problema, aparece otro. La vida me resulta tan dificil. Me doy por convencida".

Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo y ponía tres ollas con agua al hervir. En una colocó zanahorias, en otra huevos, y en la última granos de cafe. Las dejo hervir sin decir palabra por veinte minutos. Sacó las zanahorias y los huevos. El café lo puso en un bowl.

--"Toca la zanahorias", le dijo: Completamente blandas, notaba ella.

--"Rompe un huevo", le pidió: Completamente duro en su interior.

--"Prueba el café", le invitó: Ella sonría y se encantaba mientras disfrutaba de su rico aroma.

--"¿Pero, qué significa esto, Padre?"

--"Los tres elementos enfrentadaban la misma adversidad: Agua hirviendo, pero han reaccionado muy diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte, dura. Pero se había vuelto débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil. Su cáscara fina protegía su interior muy refinado. Pero su interior se había endurecido. Los granos de café, sin embargo, eran únicos: Habían cambiado al agua".

--"¿Cómo eres tú, mi querida? ¿Una zanahoria, un huevo?

--"¿O eres como un grano de café?"


Lo que me gusta en esta historia no es sólo el aspecto "educativo" para los niños o adultos, o la superioridad del imagen sobre las palabras.

Me toca también la actitud del padre que se dio cuenta que los tiempos de "explicar" las cosas a su hija han tomado fin. Este papel intrínseco de los padres pierde su valor un día, y incluso surte un efecto contrario.

Qué esta historia sea también un 'pensamiento metafico' para los "padres imparables", los que piensan que deban proteger a sus niños para siempre.

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Mi fuente más antigua: http://www.geocities.com/gladys001/cafe.htm

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