Yerba Buena (Argentina), Casa de Graciela y Alejandro, Sábado 27 de febrero 2010
Queridos amigas y amigos,
Como he prometido en mi última carta, iba a fotografear el maderamen de la casa que me había dado como primera impresión de estar "un decorado perfecto para una escena de un ópera de Wagner ó otra obra del romanticismo Alemán del siglo XIX". No voy a elaborar este aspecto, posiblemente más tarde cuando tengo más fotos del exterior de la casa en su ambiente nebeloso. Ahora concentrámonos a los detalles. Para comenzar los horcones, como se llaman en latino-americano estos 'troncos para sujetar'. En el castillano de España, un horcón no es más que un utensilio agriculturo que se llama también 'horca' o 'bieldo'.
Como muchos partes de esta casa, los horcones vienen de antiguas casas derribadas. Ya cuando talaron el árbol, los arquitectos pensaban a esta aplicación. Los arquitectos modernos no piensan más en estas formas naturales. Su pensamiento comienza con las formas rectangulares de los productos de la maderería o serrería moderna. El distanciamiento que se produjo así me afrontó cuando contemplaba estos horcones.
El arado antiguo, que está decorando el tejadillo al lado del patio, no produjo el mismo efecto, porque no sirve más en su función original. Ya está reducido a una 'decoración'. Nada más. Por eso falta el contraste. Las dos bisagras antiguas vienen claramente de épocas diferentes, pero sí sirven en su función original. Sin embargo en la ferreteria moderna, las bisagras que se venden ahora, reflejan el desarollo moderna de la technología de la producción de serie automatizada. Posiblemente la bisagra a derecha viene de la producción de serie semi-automatizada de los años veinte o treinta.
Así los detalles me daban a pensar.
Lo que me ha dado también a pensar la semana pasada, fue la lluvia sin parar, y la falta de sol y de calor hasta un punto que deseo irme y aceptar el fracaso de mi aventura Argentina. Consultaba otra vez los porqués de mi viaje. Esta aventura no tiene valor por si mismo. Es consecuencia de una necesidad, y por eso no hay argumento para aumentar los riesgos si no sirven a los porqués iniciales. Tengo reserva para 'hacer el puente' de unos días cuando el total de mi viaje requiere que pasa en una ciudad o por un aeropuerto polucionado, o aguantar días sin sol o días fríos. Cuando fue claro que en este lugar del mundo noventa por cien de la lluvia cae entre Noviembre y Avril, ya tenia dudas. Eso no correspondía a la esperanza de un "clima como el sur de Francia, pero un poco más lluvia".
Mis dudas intensificaban cuando esta semana había lluvia sin parar. "Me he equivocado totalmente", escribí en mi diario. Otra información fue más suavisante diciendo que para la gente por aquí ni la ola de calor de mi primera semana en Tucumán, ni las lluvias de esta semana fueron 'normal'. Pensaban que fue parte del 'calentamiento global'. Bromeando respondí con lo que hace poco Thomas Friedman escribió en New York Times: Que no se trata tanto de 'global warming' pero de 'global weirding'. [Algo como 'el clima se hace tonto']
Entretiempo miraba la lluvia cayendo en el patio desde el tejadillo. Incluso nuestro perro lo miraba con tristeza. Las flores mantuvieron orgullosamente su color. Aun más, sus colores se mostraban más intensos. ¿No es esto algo para seguir como ejemplo?
De cada manera las flores, así como la horita de sol pálido a mediadía que disfrutaba inmediadamente para hacer un paseo, me daban la energía de finalizar esta carta antes de perder toda inspiración.
La cuestión de huir de esta situación resta abierta, pero la cuenta atrás ha comenzado: Diez, nueve, ocho ...
¡Hasta la próxima! Os saludo atentamente, Gérard van Eyk
THOMAS L. FRIEDMAN, Global Weirding Is Here, NYT, February 17, 2010 , http://www.nytimes.com/2010/02/17/opinion/17friedman.html
Todas las fotos en formato 400x400 pixels estan en: http://www.flickr.com/photos/weltbummler/sets/72157623344355603/
Collage de todas las fotos de esta carta en 1000x1000pixel: http://farm3.static.flickr.com/2760/4387964353_282509ca1e_o.jpg
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